Ya he regresado de mis vacaciones por el sur. Echo de menos la ciudad de los grillos, como me gusta llamar a mi destino veraniego. De vuelta al norte diez grados menos me recuerdan que ya es otoño en el Corte Inglés. Mierda. Quiero playas, calorcito, preciosos topless bronceados, mojitos, paseos crepusculares junto al mar y echo de menos a mi chica.
Será la depresión post-vacacional.
Si fuese millonario no dilapidaría mi fortuna en champán rosa ni en coleccionar chicas con cicatrices -como predican Ilegales- sino que viviría en un continuo verano, migrando entre hemisferios como algunas aves. Como el euromillones no termina de acertar en mis números habrá que volver a lo de siempre, y como este blog va de lo que va...
Vamos allá.
Si por algo se han distinguido mis vacaciones han sido por el folleteo. Con mi novia, se entiende. Aún no he superado mi natural disposición a la fidelidad.
Mientras estamos en la cama nos encanta hablar de guarradas. Ella me interroga mientras me pajea. Me pregunta si me pone esta u otra amiga suya, si me gustaría verla follando con otro tío... cosas que me ponen a tono. Me encanta que trabaje la imaginación y si encima ella echa leña al fuego...
En otra ocasión hablaré de algunas de estas fantasias. Cuando supere mi retorno al cálido norte.
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