Mientras que las criadas francesas continúan invadiendo el país, Keiran sigue dando refugio a los inocentes. Cuando Hans Landers, "el cazador de mucama francesa", llega a llamar a su puerta, Keiran comienza a entrar en pánico hasta que él camina en el cuarto de atrás y calma sus nervios Tessa dándole un sabor de sus grandes tetas.
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